domingo, 20 de enero de 2019

Cerrando La Isla

Llevo mucho tiempo en silencio respecto a este tema. Porque era tabú, porque hablar de él, dolía, mataba, quemaba... Pero ya no. ¿Eso es signo de superación? Pues puede ser... No lo sé, aunque queda un último paso, vernos de nuevo. Pero cada vez tengo menos miedo a ese momento. Me da igual, porque si no me supiste valorar, si me utilizaste como te dio la gana, ese es tu problema, no el mío... Las consecuencias están ahí. Tómalas.

Desde ese día, mi vida se volvió un caos, no sabía quién me gustaba, quién valía la pena, dónde me encontraba, no sabía absolutamente nada de mí... Esos días me dejé llevar por mis amigas, Silvia, Rocío, mi Patri... Por supuesto, Belén, que no podría vivir sin ella, ya que hace que me crea que valgo más de lo que yo pienso. Gracias a ellas, sólo.

Que me hablases era mortal, y más, porque... te voy a contar un secreto, dentro de las paredes de mi habitación, no soy fuerte, lloro, las cosas me afectan y me duelen, y la rabia, la ira... se apoderan de mí. Y sufro... Y no me lo merezco, y más por ti.

Más por ti, que ahora fríamente pienso que no eres para tanto, que me vendiste una moto que yo compré, que estuve encantada de comprar porque era la moto más maravillosa del mundo, y eso que las motos no me gustan. Pero... los sentimientos nublan la vista, la mente y la razón.

Ahora, nada ni nadie me nubla nada. Te has quedado en una decepción en todos los sentidos, y cuando vuelves, me das pena porque te humillas tú sólo, porque vuelves a una casa donde las puertas y las ventanas están cerradas, y gracias a ti, cerradas para todo el que se acerque, y eso no te lo voy a perdonar.

No tengo nada que ofrecer a nadie ahora mismo, porque tú te lo llevaste todo, para jugar con ello, para hacerme creer, ¿qué? ¿Un cuento de hadas? Te lo recuerdo: para estar a mi altura, necesitarías volver a nacer como cinco veces, porque mi vida no está llena de prejuicios, no. Están llenas de experiencias y por desgracia siempre malas, por gente como tú. Que no sabe querer, que no sabe apreciar, que se guía por lo que está estipulado. Y créeme, sé de lo que hablo, vivo sujeta a las normas sociales cada día. Pero la vida es corta, yo no voy a vivir pensando en lo que se espera de mí, en lo que la gente quiere de mí. ¿Y yo? Seguramente pienses que soy egoísta, pero te voy a dar una noticia: Me da igual, todo lo que tenga que ver contigo.

Permíteme un consejo: Sé feliz haciendo lo que en realidad deseas... Aprende un poco de la vida, esa vida que no has vivido, que no sabes apreciar y que te guías por lo establecido por los demás (sé de que hablo). Ha sido un placer, porque me has hecho perder bastantes kilos y no se deja de aprender nunca. Gracias por cerrarme más el al mundo, por no hacerme conformarme con la perfección más imperfecta, y por hacerme consciente de que a veces dañamos más de lo que pensamos a los demás... Trabajar esa cualidad, que tú bajo toda esa "amabilidad protocolaria" no tienes.

Nos veremos, no nos queda otra, pero espero que esta vez vendas limones, y se te vea venir, o vayas de jardinero para regar los jardines, pero acuérdate de algo... Soy un cactus. No necesito que me rieguen, y si me tocas, pincho.

Patricia Izquierdo Díaz



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