He estado reflexionando sobre mi vida... Mi historial de personas, que estuvieron, están... y las que se irán o se quedaran.
Creo que voy viendo luz en mi pequeño caos de vida. Como decía mi amiga Belén, sí. Tenía mi plan establecido: ser profe, buscar al hombre perfecto con el que tener una familia y sentarme a peinarme mis canas en la casa de mi pueblo (que es mi sitio, mi lugar).
Según pasa el tiempo, y veo que los planes no se cumplen, que las fechas vencen, que nada es como lo había pensado ni imaginado. La vida cambia, la forma de pensar... Creo que he olvidado los test de cultura general que llevaba en el bolso. Vas aprendiendo que un chico de museos, un chico con carrera, un chico... "perfecto", no es lo que te emociona, no es lo que buscas... Sería, algo así como una relación estable, sosa, sin altibajos, sin más... eternos en la historia. Sí, de hasta que la muerte nos separe. Eso es lo que me han enseñado, eso es lo que he aprendido. Y eso es lo que me resulta realmente aburrido.
Yo soy una chica de museos, de viajes, de vivir la cultura, y si esa... ¿soy yo? ¿Por qué el que te acompañe tiene que ser así? ¿Por qué ha de tener los mismos gustos que tú? ¿Por qué no te puede dar otra visión de la vida? ¡Cuidado! Te puede gustar, y, ¿qué pasaría entonces? Pues te lo digo yo, que empiezas a ver mundo, ese trozo de mundo que te estabas perdiendo por buscar lo "perfecto". Atentos, lo que tú y sólo tú considerabas perfecto, y que es posible... que no lo fuera tanto.
No sé muy bien lo que quiero, pero sé lo que no quiero... no sé si podré volverme a enamorar. Si ahí fuera hay alguien esperándome. No creo en el destino por lo que mi cabeza se convierte en una fábrica de preguntas sin respuestas. Y pensándolo... Sí, tengo mucho que ofrecer a los demás. Ya no me siento tan vacía, tan devastada, creo que ya no estoy en ruinas... Yo soy así, y esto es todo lo que puedo ofrecer. El que venga tendrá que aceptarlo y valorar si le compensa, si es lo que quiere, si es lo que busca... Y tendrá que apostar por lo que soy.
Gracias a Belén, porque cada día abre más mi mente. También gracias a otras personas, por enseñarme un mundo completamente opuesto al mío, y que voy descubriendo encantada. Soy muy afortunada de tener a tantas personas a mi alrededor que apuestan cada día por mí, que no me abandonan, que buscan lo mejor de mí, y que me acompañan en cada lucha interna, en cada momento de bajón, en cada cuesta... Es increíble contar con tanta gente en la que apoyarte, y tan distinta a ti.
Sí, yo busco aprender, yo busco crecer y mejorar como persona, pero la sabiduría no solo se encuentra en los museos o conferencias, no sólo está en las carreras. Está en la propia vida, y en las personas que te rodean.
Me siento nueva, me siento renovada. Estoy trabajando en la mayor obra de arte del mundo, yo misma. Y no tengo prisa en el proceso de restauración.
Lucho cada día conmigo misma, y con esos fantasmas que nunca me abandonan pero a los que ya no tengo miedo, a los que les planto cara, porque ya he sufrido mucho, ¿y sabéis qué? Lo volveré a pasar mal, lo sé. Algún ámbito de mi vida caerá, siempre hay rachas, no estoy diciendo nada nuevo. Pero es que llegas un día en el que te das cuenta, que sólo tú puedes llevar el control de tu vida, el que debe afrontar esas rachas, y que hay miles de maneras para hacerlo, que te equivocarás y lo liarás todo más, pero no importa... Permítete tener errores, no eres el primero, no eres el último... Permítete ser tú, y que ese tú no se vuelva tu enemigo. Intenta que la razón y el corazón se entiendan... Y sobre todo, fracasa. Fracasa de todas las maneras posible, porque sino... no te puedes dar el lujo de aprender, de crecer... Y créeme, es una pena.
Patricia Izquierdo Díaz
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