lunes, 17 de junio de 2019

El caballo de Atila

Hola. Me presento: Soy el caballo de Atila (si no sabes quién es Atila, búscalo en Wikipedia) aquel que dicen que donde pisaba no volvía a crecer la hierba.

Pues esa soy yo. Un huracán siempre a punto de estallar. Siempre hirviendo. Esperando una pequeña grieta por donde sacar toda mi fuerza. Pero, una vez que la lava se derrama y quema todo a su paso... Se apaga, y sólo queda una montaña gris, que huele mal y un paisaje triste.

Esta noche he hecho pleno. Sí. He discutido con mi amiga Cris, que por cierto decía lo mismo que mi amiga Belén, y con Belén, he explotado. Mi enfado, que no iba con ella, se lo ha comido enterito. La acabo de mandar un mensaje que verás mañana. Pero, te lo vuelvo a decir por aquí, lo siento mucho. Siento haber arrasado contigo también. Es una semana difícil. Creo que todas por el examen estamos un poco alteradas, y si a cada una le sumas lo que llevamos encima... Además, os lo he dicho muchas veces, somos dos trenes que van a altas velocidades y chocan con todas sus fuerzas. Y luego te quedas hecho pedacitos y no vales más que un puñado de chatarra. Lo siento, Belén.

Pero es que hoy... Hay una cosa que coincido con Belén, escuchar a los demás, estar para los demás, te hace bien porque olvidas por un momento tus cargas que llevas en los hombros. Y si encima esa ayuda sale del corazón, nace y punto, es un acto bonito. He cometido el error de pensar de nuevo con el corazón. ¿Y la diva? Yo nunca lo he sido, y mira que me entreno. ¿Dónde está la razón? ¿Dónde está la cabeza? Donde están esos avisos de cuidado Patri, no lo des todo, aún no... Alex, qué razón tienes... Para ti soy un libro abierto, y para Belén también. Saben cómo soy y que pasos daré antes de que los de. 

Me siento tan idiota. Tan estúpida. ¡Abajo murallas! ¡Toma palo! Es así. Y lo sé. Y lo sabía. Es siempre la misma historia. Y encima hay días que la armadura pesa tanto... Pero ponérosla, porque cada golpe duele menos con ella. ¿Ha sido un malentendido? ¿Lo he interpretado mal? Me da igual, ha dolido. Ha sido un jarro de agua fría. Te entregas, y no mides. Y no sabes cómo puede reaccionar la otra persona. Belén, sabíamos cuál era mi lugar, y no era ninguno. La historia no iba conmigo. Pero soy así, de blancos o negros, de todo o nada... Empiezo a pensar que es un defecto. Para los nuevos navegantes, se cierran puertas, compuertas, puentes y se elevan de nuevo murallas, mucho más grandes que las anteriores, todo ello delante de mi coraza, de mi armadura. Quiero darme un consejo... No abras tu corazón a nadie, jamás. No paralices el mundo por salvar a nadie. Como diría Belén, nunca pongas la mano en el fuego por nadie, porque te quemarás. 

Si supiérais lo cansada que estoy, de que nada, absolutamente nada, salga bien. De estar luchando y batallando siempre el doble que cualquier ser humano para que algo salga un poco a derechas. Estoy cansada de llevar tanto encima de mí. Pero no lo quiero pensar... Te hacen ser fría, el mundo te quiere así, sin emoción ni sentimientos. Y la verdad es que es más cómodo, más fácil. Pero con algunas personas no puedo, y me sale ser solo yo. Pero se acabó... ya hemos pasado por esto. Solo hay que cambiar el chip. No puede ser complicado.

Es tarde, mañana queda otro día duro. Siempre hay que volver... 

P.D. Te quiero un mundo, B.

Patricia Izquierdo Díaz


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