domingo, 16 de junio de 2019

Ya no estás para juegos

Al final ya casi te acostumbraste a dar siempre más de lo que ibas a recibir.
Ya desde pequeña, cuando gustaban las cosas de mayores. El amor y el peligro fueron peligrosamente de la mano y, como suele pasar en estos casos, todo explotó como una granada en la guerra. Después de miles de arreglos y segundas oportunidades todo terminó patas arriba.
Todavía recuerdas aquello con odio, perjurándote que nunca más recibirás tanto daño. Y así lo haces. siempre con chaleco antibalas cerca del corazón. Por si vuelven disparos que recuerden a volver a fallarte. A ti no te para nada ni nadie. Nadie se pone por encima de ti o sale escaldado.
Aprendiste a convivir con tus miedos. Pasaste de tenerles temor a respetarlos. A jugar con ellos.
Decidiste que nunca más serías un rato. Que tú eres única y mereces respeto. Que la cama es tuya y la compartes si hay sinceridad en los ojos.
Que, si te prometen la luna, primero a explorarla, por si hay intrusos que lleguen cuando no estés en casa.
Que cuando tú das el portazo ya no se vuelve a abrir.
Las ventanas se cierran del todo cuando empieza a oler mal.
Ya no estás para juegos, solo quieres sinceridad.


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