sábado, 15 de junio de 2019

Un mundo

Os voy a hablar de una persona a la que podría dedicar miles de textos. Es a la persona que siempre llamo cuando todo está mal, o parte de mi mundo no anda bien. Necesito contarla todo, aún sabiendo que muchas veces no me dará la razón. Quizás por eso es tan importante para mí. Porque me quiere, se preocupa por mí, la importo y te lo hace ver con sus enfados, con su manera de decirte la verdad. Ella es genial simplemente.

La admiro muchísimo. Sabe perfectamente cómo actuar en cada situación, aunque a veces se deja llevar por algún impulso. Sabe todo lo que alcanza la mente humana y si no lo sabe, corre a investigarlo, le gusta tener todo bajo control, saberlo todo, entender los comportamientos que tenemos la gente de su alrededor. La gusta escuchar porque dice que así silencia un rato sus problemas. Problemas que muchas veces lleva en silencio, dentro, muy dentro, y a veces ni te enteras de que ahí están. 

Es inteligente, es lista, es ágil y rápida mentalmente. Te puede poner tu vida patas arriba, coger un folio y señalarte las miles de soluciones que tienes a tu alcance, y las que no lo están, no te preocupes, ella está ahí para acercártelas. Ese es su mayor encanto, siempre está ahí. Es la única persona a la que no cambiaría absolutamente nada. Conquista por sus defectos, y sus virtudes, son simplemente regalos. Es divertida, es traviesa, sabe trabajar para hacerte sonreír, sabe cortar el grifo de las lágrimas. Te deja hundirte, te mira al rato y dice, ¡venga, arriba! No tenemos todo el día. Es trabajadora, es servicial... Es una de mis mejores amigas. 

¿Sabéis lo que pienso cuando tomo algo con ella y reímos hasta llorar? Jo, ¡qué suerte tengo! Y es que soy muy afortunada en amigas.

Te quiero un mundo, Belén. Y no dejaría de decírtelo nunca.

Patricia Izquierdo Díaz


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