Siempre que encuentro un diente de león,
vuelvo a mi niñez por un momento y soplo.
Veo como se deshace con el viento
y pido un deseo.
Que todo esto no sea un cuento.
Que se acaben los puntos suspensivos.
Que sigamos juntando nuestros pies.
Y que nunca suene un portazo de despedida.
Que nunca dejes de cogerme de la mano,
de besarme con abrazos.
Que lo más importante nunca sea la meta, sino el
camino.
Que algunas veces la vida podrá parecer una mierda,
pero contigo siempre tendrá las mejores vistas.
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