No siempre se puede elegir que el amor pueda llamar cada noche a tu puerta. Algunas veces las ganas y la ilusión están ahí y los kilómetros juegan sus cartas. Barajan y deciden que el amor de tu vida no está cerca de casa.
Y hay mucha gente que no cree en ello, pero no ven todos los esfuerzos, toda la ilusión de mantener la llama, buscando algún día poder acercarse definitivamente.
Poder decir orgullosos que fue a distancia. Poder decir orgullosos que acaban de conseguir dos juegos de llaves y un felpudo.
Que han conseguido dejar atrás las noches de ausencia, extrañar los besos, necesitar un abrazo y no tenerlo.
Recordarán con cariño cada viaje, cada espera, cada llamada, cada mensaje diciendo «te echo de menos». Porque,cuando hay amor, todo lo demás es lo de menos.
Cuando hay ganas y, sobre todo, ilusión, ya estás pensando en el mañana. Valoras hasta cada vaso de agua.
Sueñas con ir de la mano por la ciudad cuando te cruzas con dos personas bajo un paraguas. Pero ya huele a que se acaba. Después de tanto esfuerzo, al fin, se van a acabar las distancias.
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