lunes, 14 de enero de 2019

Razón o corazón

“Pasan los años y seguimos en un ring. Mi corazón te sigue amando, mi cabeza pide huir… y aunque tachemos cada día en el calendario… como si fuera una condena por cumplir…Pelear contigo es lo mejor, que me ha pasado jamás. Me enseñaste tantas cosas sobre mi… que hoy me he armado de valor… para venir a preguntarte… si me aceptas como eterno contrincante…” Debe ser, que Melendi, se ha enterado de lo nuestro…

Que difíciles es cuando el corazón tiene razones que la razón no entiende. Qué difícil es querer y odiar al mismo tiempo a una misma persona. Qué difícil es que la persona que te hace feliz tenga la capacidad de hacerte más daño. Qué difícil es estar enamorado de la persona con la que más te cuesta ponerte de acuerdo. Qué difícil es saber si huir o quedarte un poco más.
  
Supongo que depende del día, nos guiamos por la cabeza o manda el corazón. Depende de las ganas que tengas de comerte el mundo y las ganas que tengas de comerte a esa persona. Depende del orgullo y sobre todo depende del amor que os tengáis.

Hay amores inmortales, que matan. Hay amores que hacen que lo intentes todo con tal de que esa persona permanezca en tu vida. Pero no puede ser. Y cuando duele tanto quedarse como irse, creo que lo sensato es no mirar atrás. Pero por destino o por casualidad, siempre terminamos volviendo donde éramos felices. 

Yo siempre me he creído totalmente la teoría esa de que todos tenemos dos amores en la vida. Ese con el que no puedes estar por más que se intente y otro amor más tranquilo, con el que consigues estabilidad. Pero jamás olvidas ese amor tormentoso. Y siempre darías cualquier cosa por estar con él una vez más, aunque sea para discutir otra vez.

He hecho mil veces caso a mi razón, por orgullo más que nada. Te he echado de mi vida. Y me has echado de la tuya. Pero también hemos vuelto otras mil, porque el corazón nos gritaba eso de “venga inténtalo, ya esta todo perdido”. Está claro, que el corazón es el que manda. Y no va ser fácil. Discutiremos mil veces más. Probablemente nos separemos otras mil. Sé que no lo haría por otra persona, pero te acepto como eterno contrincante. ¿Y tú a mí?

Belén Triguero Guijarro


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