domingo, 6 de enero de 2019

Con la mirada


“Si tú quisieras, te vienes y hablamos. Y con una mirada lo arreglamos”. Tú, yo y nuestra manera de perdonárnoslo todo.

He llegado a odiarte con toda mi alma tantas veces... joder es que cuando te pones así, que pasas del mundo y de mí, te juro que te mataría. Porque no sé en qué piensas, no sé qué haces con tu vida. Y con la mía, porque me arrastras. Pero el mismo odio es lo que consigue que salgamos a flote siempre. Que no nos olvidemos. Que cuando coincidamos por casualidad… tú pones esos ojitos que te brillan y se te achinan cuando quieres que te perdone sin decirme nada. Y yo sonrio, mirándote desde abajo. Me coges de la cintura, me pegas a ti… me das dos besos, cerca de la boca, en la comisura de los labios… y sueltas ese “hola preciosa”. Y no sé cómo, ni por qué, todo se soluciona. Ponemos el contador a cero. Y volvemos a empezar. Creo que no es orgullo, solo que sabemos cómo funcionan las cosas. Hemos gastado mucho tiempo en conocernos, en saber que aunque estamos mucho tiempo a nuestro aire, cuando vuelva, volveremos a ser los de siempre.

Mi amor del pueblo… ese amor inexplicable que dura toda la vida. Eres esa persona con la que no voy a estar nunca. Los dos lo sabemos. Pero la que siempre va estar presente. Eres ese que está siempre al final del camino. Mi salvavidas cuando en el mundo real todo va mal. Eres ese amor prohibido, ese amor imposible. Ese amor que no se olvida. Somos ese amor, que no puede con todo. Siempre hay otras razones de peso que nos separan. Nosotros mismos, decidimos separarnos, cuando no nos ponemos de acuerdo. Somos fuego, y tenemos miedo a arder…

Ahora mismo no quiero verte. No quiero escucharte. No quiero saber de ti. Ahora mismo, estoy en ese punto en el que me has encontrado tantas veces, ese en el que quiero que dejes de ser esa persona importante para mí. En ese donde me niego a  volver a mi sitio favorito del mundo por no girar la calle y encontrarte. En el puto punto, de donde consigues sacarme. Para que cambie de idea, y cambiemos de punto. A nuestro punto inicial. Donde no somos nada pero somos todo. Donde yo soy tuya y tú eres mío. Donde Belén y Pedro, son uno. Y claro que te echo de menos, por eso me echo de más. Claro que me matan miedo y no me puedes salvar. Ahora entiendo el para siempre que me jurabas lograr, para siempre era el recuerdo no la puta realidad…

Vamos a respirar. Vamos a dejar que pase el tiempo. Haz tu vida. Yo haré la mía, mientras tanto. Ya tendremos tiempo de desordenarlo todo de nuevo…

Belén Triguero Guijarro




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