No me preguntes porque. No sé si es que se acaba la navidad,
época que siempre hemos pasado juntos de una manera u otra. No sé si es que ya
volvemos a la normalidad, una normalidad donde sigues sin estar. No sé si es
que el saber que estas aquí, cerca. Pero lejos, muy lejos a la vez. Y no saber
absolutamente nada de ti, me está matando. O simplemente es que escuchar a
Aitana diciendo eso de que “a nuestra historia la hace falta una segunda parte”
me hace extrañarte un poquito más. No lo sé. Así que no me eches la bronca que
hoy no voy borracha.
Si hoy me bebiera todos los tercios del mundo, todos me
sabrían a ti. Y te buscaría en cada puta esquina. Como en noche vieja… pero me
conozco, y me conoces. Y pese a que te hablaría lo justo y menos, orgullo por
bandera, serias la revolución del conjunto de heridas que llevo de por vida.
Nos distanciamos mil veces, unas veces eres tú el que se va…
otras soy yo, la que intenta poner tierra de por medio. Y siempre pensamos mal
del otro. Pensamos que al otro le resulta más fácil irse. Pero no es así. El
hecho de que estés al otro lado del mundo, me ha ayudado a aprender a vivir sin
ti, pero no quiere decir que no me acuerde de nosotros. ¡Echo de menos hasta
nuestras discusiones y mira que me agotan!
Simplemente he querido colaborar en
que consigas hacer tu vida. Ya que siempre fui un obstáculo. Si, dilo, he
vuelto a decidir por ti. Pero es que a medias… no solucionábamos nada. Y tú lo
sabes.
No sé si has conocido a alguien, no sé si eres feliz, ni si
quiera sé si te vas o te quedas. Lo que si se, es que ahora sí que las cosas
están cambiando… no nos hemos felicitado la navidad, ni nuestro No aniversario.
No nos hemos visto al terminar la noche vieja, ni me has contado que te han
vuelto a regalar colonia y calcetines por Reyes. Supongo que estamos más lejos
que nunca, aunque sigan tu cama y la mía, a dos calles de diferencia. El otro
día note tu indiferencia, que sabes que es lo q más me duele. Pero lo entiendo.
Igual que entiendo que no entiendas, mis impulsos. Que este aquí escribiéndote…
pero también sabes que me da igual jaja que yo soy así. Y si necesito
escribirte, lo hago. Aunque luego me arrepienta. Aunque salga escaldada, aunque
me odies otro poco. Pero es que hoy no me apetece fingir, hoy quiero verte,
quiero besarte otra vez. Y decirte, que pintaste la raya tan alta que creo que
no voy a volver a conocer el amor.
En verdad, no sé ni que quiero decirte, te he escrito tantas
veces… ¡qué pesada! ¿no? siempre con mis testamentos, que sé que te aburren
pero que yo no me canso de mandarte. Solo quiero que sepas, que si tú me pides
algo, le declaro la guerra a todo el que me impida conseguirlo. Si te hacen
daño, si necesitas un abrazo, si te sientes solo, llámame.
Para ti, voy a estar siempre.
Belén Triguero Guijarro
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.