El día que me leas no sé qué pasará. No sé si te arrepentirás de algo. O no sé si tal vez será cuando recuerdes el porqué de todo lo que pasó. O quién sabe..., tal vez no entiendas nada entre tanta letra. Entre tantas palabras sin sentido. Que sí, ya sé que soy un caos. Que no hay quien pueda entenderme. O sí. No sé.
El día que me leas no sé dónde estaré. Ni dónde estarás. Pero sé que el día que me leas seré feliz. Supongo que después de tanto tiempo en silencio, me habré liberado de lo que había dentro y, de repente, sentiré como si me hubieras escuchado todo este tiempo, como si hubieras estado mirándome por la mirilla mientras te escribía. Supongo que necesitaré saber que has estado leyéndome. Por eso el día que me leas, escríbeme. Estaré esperando un mensaje, una llamada, una nota... Lo que sea. Pero estaré esperándo(te).
Te quiero.
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