viernes, 23 de noviembre de 2018

Tiene un nombre... Experiencia

Lo que más me supera en la vida, lo que de verdad me desquicia es no comprender las cosas, por eso me encanta escuchar, aprender y que me sorprendan cada día.
Cómo contaros esto, sin que sea muy evidente de la persona que hablo, sin que nadie se sienta ofendido, sin que nadie piense lo que no es...

Bien, lo proyectaré en mí. No soy exigente en encontrar a alguien, de verdad que no, es que estoy pasando por una etapa en la que tras superar una relación de cinco años (que se dice pronto), y en la que por fin hemos normalizado las cosas. Hemos dejado los sentimientos buenos y malos a un lado y hemos aceptado el final, dejando paso a una... ¿amistad? Ya sabéis que no soy de etiquetas, esas se las dejo al tiempo. Pero bueno, llamémoslo así. Pues encontrar a alguien nuevo está resultando un desastre.

Encontrar a alguien, lo que he dicho al principio, que te sorprenda, no es fácil. Desde que me cuido, y he vuelto a sonreír... y he vuelto a ser yo por fin, con sonrisas de cara a la galería, el mundo ha cambiado... o lo veo distinto. Voy con esa armadura de "me como el mundo", aunque en casa nadie se engaña. He vuelto a decir a todos "oye, que estoy en el mercado" y sin querer me han escuchado.

Os cuento que un dependiente de una tienda de ropa me dio su número por ser borde con él, por estar en esos días del mes y ser una apática-asexual y muy borde, sí, sorprendente. Según mi amiga Belén, estaba ligando aunque yo no fuera consciente (porque según ella, supongo, que "intercambiar opiniones de forma acalorada" es ligar). ¡Eso es a lo que me refiero! Sin querer, he vuelto a estar en el mercado, pero no es suficiente. Otro caso es el de un amigo, un amigo que siempre será amigo, que moriremos siendo amigos (creo que ya me entendéis), ¡lo mismo! ¡Socorro! Eso por no hablar de los compañeros en el trabajo cuando se enteran de que eres una chica libre a la que le gusta el sexo más que el comer y lo ves tan necesario como respirar. No. No me estoy vendiendo, estamos teniendo una conversación sobre gustos terrenales, que seguramente ellos también los tengan, lo que pasan que lo omiten. ¿Por qué? Este es un texto dedicado a lo que no comprendo, lo siento. No tengo respuesta.

Algunos van a tope, no sólo te lanzan ficha, sino dados y hasta el tablero. Algunos lo ponen más fácil, otros no terminan de lanzarse, otros son aburridos, otros son... ¿cansinos? Yo que pedía un "alguien". Tampoco me entiendo. Me parecen todos iguales, como constantes Déjà Vu. Es como si te vieran fácil, incluso desesperada. ¡Pues no lo estoy! De verdad que no, si este es el mercado que me espera, me voy comprando un gato. No soy una princesa, no soy una niña, no necesito cuidados intensivos, ni que me comas la oreja, ni por supuesto que me digas lo maravillosa que soy cada cinco minutos... Lo único que vas a recibir a cambio es un "vete a tomar por culo". Sí, así soy yo, clara y concisa. Quizás con esas actitud, lo que obtenga en el futuro, serán muchos gatos. Pero en serio, el mundo me agobia. 

¿No hay nadie que te sorprenda para bien? Que hable contigo, simplemente por hablar, que esté contigo simplemente por estar y de repente, surja algo. Es como estar en una guerra, ¡hemos venido a ganar! Sí, lo entiendo sois hombres, y os va el rollo ese, pero no soy un trofeo de a ver quién la consigue antes y que mi nombre pase a formar parte de una interminable lista de chicas. 

Después de leer esto, vosotros no me comprenderéis a mí. Quiero a alguien, por supuesto que sí, que empiece siendo me amigo, demostrándome que va a estar ahí, sin mentiras, sin venderme la moto, sin tirarme fichas, ¡que al final me vais a hacer un chichón! 

Complicamos lo fácil, lo hacemos de telenovela, y es que la vida puede llegar a ser sencilla. Lo único que hacemos así es tener una mala experiencia detrás de otra, coger miedo a querer que debería ser la base de todas las relaciones, tener miedo e inseguridad a empezar algo. Eso es lo único que conseguimos. Llenarnos de prejuicios y normas absurdas que lo único que hacen es limitarnos, pero tiene un nombre "experiencia". Si creéis que tras esta semana yo puedo salir a la calle como si nada, ¡estáis soñando!

Y lo peor de todo, es que no me creo nada. Porque las hay "más". Más guapas, más listas, más simpáticas, más inteligentes, más ricas... Yo no soy nada. Me gusta pasar desapercibida por la vida. No busco nada y dentro de poco, ya no me sorprenderá nada.

Patricia Izquierdo Díaz


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