No vuelvas ahora que ya nos incineraron. No vuelvas ahora que ya todo es ceniza y nos perdemos entre humo y aire. Ahora que ya da igual lo que sienta. Lo que sientas. Demasiado tarde diría yo. Demasiado pronto dirías tú.
Es como si de repente todo lo que éramos ya no es. Todo lo que hubo se lo llevó una ola de lágrimas. Un mar de dudas. Y te pido que ya no vuelvas. No vuelvas porque ya no sirve de nada lo que hagas. Te esperé cuando más caricias necesitaba. Cuando más sedienta estaba. Pero tú, no. Tú, desapareciste. Así que ya no vuelvas, por favor. No vuelvas por todo lo que pudo ser y no fue. Lo que pudo significar y ahora no es nada más que un montón de tachones en una hoja en blanco. Todo lo que pudimos haber volado no sirve de nada ahora que no tenemos impulso. Ya no hay alas que sirvan, no hay viento que nos levante. No hay corriente que nos lleve a la orilla. Ya no.
Ya no me haces falta.
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