Vivía en esa espiral de normalidad en la que ya no esperaba nada novedoso. Que era feliz... pues sí. Pero, bah, sin más.
Y entonces apareciste por sorpresa, como esas fiestas de cumpleaños que no esperas y en las que de repente encienden la luz. Me hiciste girar todo, llenarme de miedos, de ganas, de dudas. A partes iguales. Muchas noches sin dormir, otras soñando. Pensando sin saber qué hacer. Con ganas de odiarte por aparecer y otras tantas de hacerte el amor en el suelo.
Y en el fondo mi cabeza sabía que terminaría lanzándome a la piscina. Sin saber que estaba vacía. Y aunque no se podía, lo intenté resistir con todas mis fuerzas, terminamos besándonos. Y mi vida cambió desde entonces. 360 grados de giro.
Pero gracias, gracias por enseñarme a temblar de nuevo.
Defreds
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