Ella es feliz, es feliz a ratos, al menos. Detrás de esa mirada llena de picardía, se encuentran muchos pasados, muchas historias para contar y otras tantas para recordar. Algún secreto que otro, dentro de su vida.
Mírala, cómo van pasando los años y hay cosas que no se le quedan sin color en el corazón ni con aguarrás. De esas que deberían quedarse atrás, pero no pueden. Ni quiere realmente. Y mira que, en eso de los colores, ella es toda una experta.
Da besos de esos de «va todo bien». Se enfada si no hay enfado de por medio. Y sabe de sobra que eso es el principio del fin que no quiere reconocer. Tiene ganas de gritar. Quiere. Quiere querer.
Siempre se pierde en esa mirada que no debe, pero que le hace subir a varios altares. Se acerca y tiembla. Como para evitarlo.
Y se promete que no habrá próxima vez, que está en otro punto. Pero sabe que tarde o temprano volverá a caer.
Defreds
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