martes, 26 de febrero de 2019

Vivir por sensaciones

Vivimos por sensaciones. Momentos y detalles que dan sentido a nuestras vidas. Cosas que tienen el valor que les damos o el que vamos descubriendo.

Ese primer beso en el callejón después de clase. Como dos niños que no saben todavía lo que hacen. Ídolos de carpeta que ahora nos dan la risa. Descubrir que nuestros padres lo decían todo por nuestro bien. Aunque no lo entendiéramos. Que abrazar fuerte es importante. Y que no suelten, todavía más. Empieza a importar más alguien que te escuche que no alguien que se emborrache contigo hasta vomitar. Que lo bonito son dos cervezas en un pub más que esa macrodiscoteca.

Empiezas a disfrutar las caricias sin control. Descubrimos que el mundo se mueve entre secretos, que lo importante es ser fiel a uno mismo. Lo demás puede cambiar en segundos y sin avisar. Los años pasan y cada vez hay menos gente cerca, pero la que queda es cada vez más importante.

Eso sí, seguiremos volviendo a casa con la mirada fija en el suelo cuando nos dejan. Poniendo música a todo volumen en los auriculares. Te entra miedo a acostumbrarte a estar solo, a no sentir nada más por nadie.

Nos prometemos no caer nunca más, y es tan inevitable que sin darnos cuenta estamos ilusionados de nuevo, esperando esa llamada que nos cambie el día.


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