Me agobia pensar que todos tienen el poder de meterse en mi vida más de la cuenta. Todos pueden opinar, todos pueden decir, todos lo hubieran hecho de otra forma, porque deberías lanzarte, deberías tener tú la iniciativa, deberías, tendrías, yo haría, si yo fuera tú... ¡Basta ya!
Sé que a lo mejor no hago las cosas bien, o no como las haría la mayoría de las personas. ¡Pues claro que tengo dudas! Y más que me surgen cuando hablo con la gente. Todo el mundo sabe más que yo, todos hubieran hecho lo correcto. ¿Quién sabe qué es lo correcto?
En una vida llena de rechazos, donde todo el mundo te oculta, te esconde, te aparta de una fotografía, te cambian por otra... A santo de qué te la vas a jugar. Si tienes todas las de perder. Lo normal, sería que yo saliera herida de nuevo. Lo dice mi historial, no lo digo yo.
Hoy, hablando con mi amiga Belén, estoy más segura de que no quiero que me quieran a medias, ni para un rato, ni para ser el plan B, ni para ser el clavo que saca otro clavo, no quiero estar en un puesto de dudoso calificativo. Y más cuando tengo el concepto que tengo de mí. Belén opina que merezco más, que no debo conformarme jamás, porque yo merezco lo mejor de lo mejor. Pero ella sí que me cuida y me quiere. Creo que estamos madurando, amiga, ya no nos vale cualquiera ni para un polvo. Porque el sexo se ha vuelto algo íntimo y bonito, lleno de caricias y miradas. ¿Qué ha sido de las divas, cari? Hemos crecido... Y se nota cuando ya no te conformas con algo, sino que quieres todo o sino... nada.
No sé cómo enfrentarme a las nuevas situaciones, no sé recoger indirectas porque no creo que vayan conmigo, al igual que los piropos. Mi vida es un caos. Siempre os lo digo. Lo único que no quiero es hacer daño a terceros por no saber cómo hacer frente a las cosas. Y de nuevo, pienso en esa acción que tanto me gusta... Huir. Salir corriendo, agachar la cabeza y fingir que no ha pasado nada. Abandonar. Y perderme lo bueno que me puede estar ofreciendo la vida. Perder aquello que estoy segura de que merece la pena conocer y descubrir. ¿Por miedo? ¿Por ser insegura? ¿Por no dar el primer paso? ¿Por lo que piensan los demás? No, porque es más fácil.
Supongo que te quedas, que no huyes, cuando la persona es la correcta, aunque no sepas por qué, aún con dudas, existe algo dentro de nosotros que te da luz verde. Supongo que también lo da el momento, las palabras, las caricias... Supongo que es un cúmulo de cosas las que te hacen ver, apostar y quedarte. De momento, pese a todas las opiniones externas... Me quedo.
Patricia Izquierdo Díaz
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