domingo, 17 de febrero de 2019

Menos mal

Menos mal que quedan personas que se acercan a ti sin pedir nada a cambio. Y te abrazan cuando saben que lo necesitas. Bares con la caña a un euro. El olor a tu colonia. Lo graciosa que estás con las uñas mal pintadas. La ilusión de los niños en unos Reyes muy buenos que son los padres. Las madrugadas de verano entre amigos, en cualquier terraza, buscando el fresquito. Las canciones que encuentras al azar y se quedan para toda la vida. Los viajes de pocos euros y muchas ilusiones. Poner películas que acaban en sexo. Un texto que haga pensar y recordar. El queso en todos sus estilos y variantes. Comprar pantalones en el Pull&Bear. Ir a conciertos y saltar en vez de grabar vídeos que se ven fatal. Primeros besos que te dejan las piernas flotando. Desayunar al mediodía. Apagar la tele y encenderte los ojos con un libro. Masturbarnos por debajo de la mantita. Un capítulo repetido de Friends. El tonteo previo. Las noches que no ibas a salir y acabas en cualquier portal. Que gane tu equipo. Ver el mar en un día lluvioso. Las gafas de sol. Tarrinas de helado que parecen gigantes hasta que te las terminas. Los tristes finales que acaban en principios preciosos. Los trenes. Lo que sube por la tripa cuando te estás enamorando. Las cenas para dos. Los libros en papel. Esa foto que estuviste a punto de romper, pero que ahí sigue. Los abuelos que van de la mano. Las bufandas gorditas en invierno. Personas que te encantan por dentro. Los pies descalzos por la arena. Comer galletas sin control. Dormir más de ocho horas. Los regalos que no cuestan dinero. Las noches que se
hacen de día en tu pecho. Salir de casa sin reloj. Los yogures de sabores. Comer cereales a puñados. Las tortugas. Poner la cabeza entre tus piernas. Y en tus hombros. Y tu boca... Menos mal que tu boca... Que hasta el sol sale para verla cuando sonríes.


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