Iba discutiendo con mi madre en el paseo de la tarde porque mis pantalones eran demasiado cortos, cuando le he visto a él... ¡Al Tinderiano! Con barba roja... Y tres bicicletas más. Una era la de él. Del motero. Justo al lado de la casa de mi Bollo.
Me he cruzado con él por primera vez en casi un año. Y podría ir de dura, de WonderWoman, pero me ha destrozado, de nuevo... Me ha empezado a temblar todo el cuerpo, y los puntos del corazón se han abierto del latido tan fuerte. No me ha saludado. El "amable". Se ha reído o se iba riendo. Me da igual.
Después de llegar a casa, y llorar mucho en la ducha. Pegar a la pared con rabia porque me duele, porque sigue doliendo mucho, he escrito a las chicas, ya que he hablado con todas esta semana, y hemos sacado el tema. De que me quedaban dos paradas en este duelo tan largo. Julio... y verle. Tenía intención de ir a verle con Dani cualquier día apoyada en una de las bicicletas de Leganés. Pero la vida está de mi lado. Y mis deseos se han hecho realidad. Quería verle, pues mira, hoy era un buen día.
Me he roto de nuevo. Pero solo será esta noche. Gracias a todas las chicas, ¡a todas! Una vez más, por no dejarme sola ¡ni aun estando en cuarentena! Por comprenderme como nadie. Por estar ahí siempre y acordar una venganza con la que acabar con él. No quiero matar a nadie, chicas. A ellas, será fácil convencerlas, el Bollo es otro tema... Y eso que aún no lo sabe. Si hubiera estado con él en vez con mi madre, le saca los ojos.
Una noche de llorar mucho, de rabiar, pero solo una más.
Patri Izquierdo Díaz
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