Siempre me han gustado los detalles. Hacerlos, pero también fijarme en ellos. Seguramente, por eso me doy cuenta de cuando haces las cosas con ilusión, de las veces que pulsas el pulverizador de colonia antes de salir de casa. De cuando un plan te apetece más o menos. De que cuando vas a sorprender, te hace todavía más ilusión a ti. Que te encantan los zumos naturales y que siempre hablas por ahí de las cosas que hago, con tu nombre en tu sonrisa.
Seguramente, por eso me encanta verte cocinar cuando estás contenta. Que me pidas opinión antes de hacer alguna cosa. Tus intentos de pagar las cuentas.
Seguramente, por eso me gusta hacerte reír. Besarte los hombros antes de dormir.
Seguramente, por eso sabes pedir perdón cuando toca. Abrazar tan fuerte que parece que nos rompemos y realmente me estás construyendo todavía más. Seguramente, por eso estoy seguro de que me quieres. De que lo último que quieres es perderme.
Seguramente, por eso mi ciudad favorita eres tú, nunca me canso de recorrerte.
Seguramente, por eso ahora suena… «Ahora no me quiero despertar, prefiero seguir aquí a tu lado y abrazado a ti…».
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