Desde antes del verano, no pisaba esta casa.
He madrugado mucho para que en plena cuarentena me dejaran salir hacia San Nicasio. Meter la llave en esta puerta y abrir... ¡Parece mentira! El que esté aquí de nuevo. Pero tenía una reunión con las compañeras del cole y necesitaba silencio y serenidad, cosa que en mi casa es impensable.
Respiro. Huele a cerrado. Huele a silencio. Y me siento en el gran sofá del salón. Después me levanto corriendo y abro las ventanas, saliendo a la gran terraza. Esta podría haber sido mi casa... El Domino´s y el Telepizza... A mi cabeza viene Samu, el motero. Y bajo la cabeza. Fuera recuerdos. No quiero pensar en nada de eso. El motero se ha convertido en mi tema tabú, inconscientemente muevo la cabeza para sacarlo de mis pensamientos como si de un bicho que se hubiera apoyado en mi cabeza se tratara. Un bicho... buena definición.
Vuelvo a entrar en casa y preparo el ordenador para la reunión.
Peter Pan. Eres la mejor persona que conozco y nunca te podré agradecer todo lo que has hecho y sigues haciendo por mi. Gracias por estar a mi lado incluso desde Valencia. Eres la magia de Nunca Jamás, de un cuento interminable al que nunca pondremos fin... Aunque hayamos crecido. Gracias por darme un lugar de paz en el mundo en el que vivo. En ser el primero que dice, "coge las llaves, que para algo están". Y así lo he hecho... Voy a tratar esta casa con tanto respeto como el que tú me muestras a mí. Gracias de nuevo, por seguir haciéndome feliz a través de tus palabras, y más aún, a través de tus hechos.
Patri Izquierdo Díaz
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