Me dijiste «confía en mí» cuando ya no creía en nada. Y no sé, te hice caso, todavía sin saber la razón. Algo me impulsaba a creerte. Mezclamos algunas cervezas con viajes cercanos, te conté todo lo que me preocupaba. Nuestro primer beso y cuando me cantabas en bajito: «Se queda distante con mucho talante, le dice a tus ojos que se calmen».
La primera vez que fuimos agarrados por la calle, que para mí es todavía más importante que besarnos. Fuiste amansando todos mis miedos, esos llenos de pasados para olvidar. Y ese primer «te quiero» que no supe responder, aunque quería. Me quedé en silencio, pero tú lo entendiste perfectamente. Seguimos andando por la ciudad y llovía. Pero nunca más volvió a llover parecido.
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