Soy imperfecto. Soy jodidamente imperfecto. Y raro. A todo esto, hay que sumarle el encanto de que me gusta ser así. Tomo decisiones que nadie entiende, a veces pienso que tengo ideales que nadie comparte y mis gustos serían calificados por la mayoría como "extraños".
Me ahoga la idea de vivir según lo que piensen los demás, la vida monótona, las personas grises de mente y carentes de chispa. Odio trabajar si es por un sueldo, y amor hacerlo si es por algo que me apasiona. Sólo me importa ser feliz; despertarme por las mañanas y sentir que lo único malo del día es el sueño que tengo, y no todo lo que debo hacer desde que salga de la cama hasta que vuelva a ella.
Me declaro un apasionado de los cruces de miradas, de los que no debo, pero me apetece y lo hago, de los planes improvisados, de las locuras que posiblemente salgan mal, pero que se cometen, de hablar sobre lo maravilloso que me parece el universo y todo lo que nos rodea y de crear miles de teorías sobre cualquier tema. De soñar por las noches y tratar de cumplirlo al día siguiente. De ser la oveja negra que pelea constantemente por no volverse blanca, evitando así convertirse en una más del rebaño.
Soy imperfecto. Soy jodidamente imperfecto. Lo sé.
Pero a mí no me importa.
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