¿Sabéis todos de mi pasión por los puzles o de los acertijos? De los enigmas, ¿verdad? Por cierto, hay un villano que así se llama de Batman... Enigma. Seguramente le guste saberlo.
Van pasando los días, le voy viendo crecer. Me encontré con un niño, triste, perdido, que no dormía porque la noche es muy dura para todos. Pero a la vez, muy maduro, bastante marcado por su experiencia en la vida. Y como diría mi gitano, a veces es compatible ser niño y adulto. Y eso le pasa a él.
Según vamos hablando, le voy viendo distinto. Tengo en la cabeza rondando su pregunta de por qué me hablas todos los días. No le contesté la verdad en su momento, escurrí el bulto. Pero no lo hice con mala intención, es absurdo decir lo bueno que veo en él cuando él no es capaz de verlo. Es un chico, que merece la pena, de verdad. demasiado herido, pero... con un camino muy largo por recorrer en el que encontrará todo tipo de soluciones y más ahora, que va dando pasitos y grandes zancadas.
Veo en sus palabras, nuevas ilusiones, no sé, es que es raro porque solo hablo con él por WhatsApp, y sabéis que falta todo ahí, gestos, entonación... y eso que le tenga bastante calado, pero no deja de ser información incompleta. Me siento muy orgullosa de él. Para que me entendáis, es como ver a un niño dar sus primeros pasos, que se tambalea, duda, se cae... Pero le estiras los brazos, y se esfuerza por levantarse y seguir andando. ¿Os imagináis la escena? Esa persona que estira los brazos y tira de él, suele sonreír y... estar orgullosa.
A veces quiere correr antes de andar. Y me hace gracia, porque veo que tiene ganas de encontrar esa luz al final del túnel de la que hablaba nuestra seño. Pero, ¿por qué me quedo a ayudarle? Independientemente de nuestros problemas, que nos sintamos identificados o no, es por él. Como puse en una de mis fotos de Instagram, "los que más corazón demuestran, suelen ser al mismo tiempo los que más destrozado lo tienen". Supongo que por eso me quedo, por mí y por mi estúpida idea de seguir pensando que queda gente buena en el mundo.
Se me están quitando los miedos de hablar con él, que os comenté en la primera entrada, en la que os hablé de él por primera vez. Empiezo a ser yo. Se llama confianza, ¿no? También que estaba siguiendo los consejos de mi Bollo, "no seas cactus, pero no te expongas demasiado, en diez años, la gente cambia mucho...", y qué cierto es, amigo. ¿Tiene que ser muy aburrido llevar casi siempre razón, no?
Bueno, las cosas están así. Os iré contando... O no. No lo sé, últimamente me cuesta bastante escribir. Nos vemos, ventanitos.
Patri Izquierdo Díaz
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