sábado, 8 de diciembre de 2018

Espacio libre

Hay un límite. Los sentimientos se actualizan, maduran, crecen y se sienten distintos. Pero nunca lo que sentimos es para siempre. No podemos almacenarlo todo. Yo ya no almaceno el dolor de la primera decepción ni la ilusión de encontrarme con alguien que hace ahora más de diez años que no veo. Dejamos espacio libre para dar paso a nuevos sentimientos y emociones que al principio son extrañas. Personas nuevas, secretos, confesiones y desilusiones. O incluso cedemos algún hueco para que vuelvan esas cosas que hacía tiempo que no sentíamos. Para dar segundas oportunidades y para volvernos a equivocar. Una y otra vez. Por eso me hace gracia cuando dicen que no soy la misma de hace cinco años. ¿A quién le gustaría ser el mismo de hace cinco años? Si estamos aquí para aprender, para hacer y deshacer. Para volver a caer en los mismos errores hasta que dejan de serlo para convertirse en decisiones. No sé tú, pero si yo fuera la misma de hace cinco años, me asustaría. ¿Dónde quedaría todo lo que he aprendido? Me gusta emocionarme con cosas nuevas, con cosas que no conocía. Y dejar atrás emociones que ya no me pertenecen. Bienvenido sea lo nuevo. Lo que me vaya a cambiar.
A veces siento que escribo siempre sobre lo mismo, las mismas cosas, la misma sensación. Pero hay tantos matices y tantos colores que nos perdemos en el camino. Nunca se siente igual. No siento igual que ayer y espero que mañana cuando lea esto, no piense lo mismo que estoy pensando ahora. Ojalá cambie de opinión.

Porque eso querrá decir que algo está cambiando en mí.

Y de los cambios se vive. Y viviendo se aprende.

Laura Escanes


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.