sábado, 22 de diciembre de 2018

Felices fiestas, lectores

Todo el que lea mi blog, aquellos que empezaron conmigo desde el principio, desde cuando se llamaba "Diario de una Soñadora" han ido leyendo todas mis tragedias, dramas, comedias... Lo he contado todo. He soñado muchos años con que escribía, con que algún día sería la autora de una novela, y señores... Llevo dos y media. Gracias a cada uno de vosotros. 

Los que me seguís por Facebook, Twitter o por aquí. Por estar ahí siempre. Por estar leyendo mis letras desordenadas, mis momentos en blanco, por saber apreciar el trabajo que supone hacer realidad un sueño por una misma.

Gracias a mi editor, el culpable de poner mi blog patas arriba, cambiar el nombre, elegir las fotos, darme recomendaciones, corregir todo constantemente... Gracias a ti querido, Peter Pan (vamos a mantener el anonimato siempre). Y gracias por poner mi vida patas arriba también durante cinco años. Los mejores de mi vida. Y por estar conmigo siempre. Actualmente también. Eres mi ángel de la guarda. (Para que luego digan que después de una ruptura se acaba el mundo. Pues aquí estamos nosotros, para demostrar a todos, que entre tú yo, ese mundo nos lo comemos).

Gracias también a mis amigas y compañeras que quisieron leer esas novelas, a mis amigos que se prestaron para ser el protagonista de ellas. A todos los que me ayudar a seguir escribiendo solo porque me hace feliz.

Todo empezó por una terapia con mi psicóloga. Me dijo que tenía que abrirme al mundo, dejar de tener miedo a que me hagan daño, a exponer lo que pienso... Hay una cosa que llevo a rajatabla, y es expresar lo que siento, incluso con demasiada sinceridad. Trabajaremos en ello, ¿no, Marta?

Escuché atentamente cuando me dijiste que la vía de escape de cada persona era distinta. Unos corrían, otros cantaban, otros paseaban por la playa, otros tomaban café entre amigos o junto a su perro, otros escribían, incluso otros lloraban... Hay tantas vías de escape como personas... Probé muchas, probé el boxeo, el baile, la bici, correr... Pero soy demasiado patosa para los deportes y eso hacia que me frustrara más. 

Empecé a escribir, empecé a leerme a mí misma. Empecé a hablar con la gente y descubrí que mis problemas también los tenían otras personas, que no hay mejor terapia que un café con alguien, que las redes sociales están sobrevaloradas... Y descubrí que tengo las mejores amigas del mundo. Más adelante, os hablaré de ellas. Tengo muchas ganas, porque ya os digo que son las mejores.

Una vez más, gracias por estar ahí. Gracias por otro año leyendo mis entradas. Gracias también a Belén Triguero por haberte incorporado al grupo de los escritores por vocación. Mil veces gracias.

Felices Fiestas


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