Todo iba genial, conociste a un chico y, aunque sabías que la cosa iba muy rápido, te dejabas llevar porque estabas encantada. Empezasteis a quedar unas cuantas veces, os lo pasabais bien y tus amigas ya estaban avisando que querían conocerle. Tu madre, que tras tu última ruptura, se había llevado un disgusto y no quería volver a saber nada de tus historias, al menos, te veía contenta y te acabó preguntando qué asunto te traías entre manos. Tú muy ilusa le hablaste de un chico maravilloso que te tenía encandilada.
Pero un día, sin venir a cuento… SILENCIO ABSOLUTO. No solo no te escribe, sino que decide no contestar a tus mensajes, ni tus llamadas.
Nosotras, que somos a veces un poco tontas, lo primero que hacemos en esta situación, es hacer un repaso mental de la última vez que nos vimos para saber por qué ha podido tomar esa decisión. “¿Cómo llevaba el pelo?”, “¿dije alguna estupidez?” “¿Iba ojerosa?”. Porque sí, somos así. En lugar de pensar que esa persona no es ni medio decente como para saber despedirse o poner fin a algo, nosotras nos ponemos a analizar cualquier idiotez como si fuese por nuestra culpa. El pelo ¿pero cómo te va a dejar de hablar porque llevemos el pelo mal? Pero sigues dándole vueltas, sigues escribiéndole como si fuera a contestar, esperas su llamada y monitorizas todas sus actualizaciones de redes sociales. Y no, no sabes NADA DE ÉL. Enhorabuena, te han hecho un ghosting.
¿Qué es lo mejor que puedes hacer? Distraerte, porque el ghosting es jugar a un juego en el que solo participas tú. Y antes de volverte loca, lo mejor es pasar a cosas que no te hagan recordarte que el problema no es tuyo sino suyo.
1. Engánchate a una serie
Hay momentos en los que, lo mejor para no pensar mucho es empezar una serie que te haga entretenerte un poco o incluso echarte unas risas. Ojo con la que te pones, no vayas a acabar peor, pero mira a ver cual tiene menos tramas románticas o con cuál vas a estar a carcajada limpia. Si no eres de series y necesitas refugiarte en un libro, puede que esta sea la ocasión para retomar las lecturas pendientes. Ya que esa persona ha decidido desaparecer, no abandones las cosas que sí merecen la pena.
2. Desahógate
Sí, queda con tus amigos y despotrica a gusto. Pero no te recrees mucho con la situación. Al final acabarás quemada tú y quemando al resto con el tema y no viene bien darle vueltas al asunto. Primero porque no vas a encontrar la respuesta, segundo porque tus amigos tampoco y tercero porque si por fin has conseguido quedar con tus amigos o con una amistad que hace mucho que no ves, lo último que se merece el desaparecido, es acaparar la charla.
3. Haz una lista de tareas por hacer
Organízate y empieza a convertir la semana en la cosa más productiva del mundo. E incluso, puede que sea ocasión para ponerte con los recados, los quehaceres y añadir a la lista cosas nuevas por hacer o por querer hacer. Marcarte objetivos y cumplirlos. Esa sensación que te devuelve el “OLE YO, JODER”.
4. Ve al gimnasio
A ver, sinceramente, que quien dice “gimnasio” dice salir a correr y quien dice salir a correr, dice salir a dar un paseo con una amiga y quien dice salir a dar un paseo, se puede convertir en arrasar en el ZARA con tu hermana. Pero sal, muévete, haz algo. Aunque mejor es hacer algo de ejercicio para soltar toda la adrenalina e ira acumulada. No estés todo el rato ni con la serie que acabas de empezar ni encerrada en los libros. Y si vas a hacerlo, hazlo para mimarte. Peli, manta, beauty day. Lo que quieras, pero nada de autocompasión.
6. Déjalo ir
Haz lo que quieras. No te pongas la serie, no leas el libro, no te vayas al gimnasio o no organices el viaje de tu vida, pero lo que NO DEBES HACER, es seguir poniéndote en contacto con esa persona. Por tu orgullo, tu amor propio y tu sensatez. Si él ha decidido desaparecer de una manera tan ruin, no seas tú la que vaya detrás como si no tuvieras nada mejor que hacer. Y si no te quiere, que se joda.
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