sábado, 29 de diciembre de 2018

No existe el final

Tengo la manía de leer siempre cuál es la última palabra de los libros. No sé si tú has empezado también por el final. No sé ni siquiera si habrás llegado a la mitad. Pero si estás leyendo esto tengo que decirte algo.

No creo en los finales. Ni en los principios. Si nos ponemos a pensar seguro que todo aquello que queremos, o todo aquello que nos importa, empezó mucho antes de que lo supiéramos. Si intento buscar una fecha, un día o incluso algún momento concreto en el que decidí borrarlo todo y volver a empezar con este libro, no sabría encontrarlo. Y sí, sé que siempre hay un día que te atreves a pronunciarlo y lo dices en voz alta. Y eso lo recordamos como si fuera el principio o el final (depende de cómo se mire). Pero ¿no cuentan las noches que te tiraste pensándolo y debatiendo con tus contradicciones? Hay cosas que merecen más que un día. Por eso no creo.

Pero mucho menos creo en los finales. No existe el final. No existe porque aunque rompas con eso que amabas, siempre habrá algo que te lo recuerde. Da igual el qué. Puede que una canción. Un olor. Un detalle tan pequeño capaz de remover todo para demostrarte que nunca se fue del todo.

Así que si has llegado hasta la última página de este libro, hasta la última letra, tengo que decirte que no es el final. Que esperes. O no. Relee. Busca cosas escondidas. Guárdalo y vuelve a leerlo en un tiempo. Te darás cuenta de que aquello que subrayaste, ahora ya no tiene ningún sentido. Y que cosas que ignoraste, de repente, se convierten en todo lo que llevas dentro.

El final no existe porque siempre encontrarás algo, por muy pequeño que sea, que te hará vivirlo como si fuera nuevo.

Hasta pronto.

Laura Escanes


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