Desde hace unas semanas ha sido como si volviera a empezar todo de cero. Y me tiemblan las manos si lo pienso. Hasta me sube un nudo por la garganta y es como si no pudiera respirar. No sé si es el ruido (que no silencio) de una casa vacía o encontrar fotos viejas que guardaba en un cajón. Ese libro subrayado que de repente aparece y te remueve todo, una y otra vez. O ese disco. Esa carta de amor que nunca quemé.
Volver a empezar es hacer como si todo lo demás no contara. Sin recuerdos. Sin cuadros que colgar en esas paredes blancas. Sin álbumes de fotos. Sin imanes en la nevera. Volver a empezar es siempre para construir algo nuevo.
Y a veces lo nuevo no es mejor.
A veces lo nuevo asusta.
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