He creído demasiado en lo que escuchaba. Me he creído hasta mentiras sobre mí sin darme cuenta de que la única verdad es la mía. La que yo cuento. La que yo escribo. La que yo soy.
La única verdad es aquella que a veces no contamos por miedo o vergüenza y se queda dentro de nosotros para protegerse del qué dirán. Es esa que intentamos maquillar antes de pronunciarla para que no sea tan ridícula. La que nos libera cuando la escribimos. Y es entonces cuando te arrepientes de no haberla contado antes.
Las mentiras que escucharás sobre ti son muchas. Demasiadas. Son palabras vacías de desconocidos que afirman cosas que jamás has hecho. Ni siquiera pensado. Son esas que nos llenan de prejuicios. Son esas cosas que al leerlas hacen que te sientas culpable de algo que no has hecho. Sintiéndote responsable de algo que no existe. Contando lo contrario. Llamando sí a los noes. Negando lo evidente.
Así que no te justifiques por algo que no hiciste. No pidas perdón. No dejes que esas mentiras ensucien tu verdad.
La única verdad es tuya. Y de nadie más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.