¿Qué os puedo decir del 2018?
Principalmente que no me he enterado, se me ha pasado volando. Me siento a escribir sobre él y me quedo un poco en blanco, la verdad. Ha sido un año de altibajos, de buscarme, de reconstruirme. He estado "en obras" para mostrar mi mejor versión en el año que llega. Me he encontrado. Faltan por pulir algunas taras, pero qué sería de mí sin mis imperfecciones y defectos, al fin y al cabo, son parte de mi encanto.
El 2018 me ha enseñado que no estoy sola, que pase lo que pase, tengo a un ejército de guerreras luchando por mí, dando sus consejos y su tiempo cuando lo necesito y cuando no. Tengo en quién agarrarme cuando me siento insegura, tengo unos brazos a los que volver cuando las cosas se ponen mal, tengo unos besos que recibir para borrar lágrimas.
Este año es de cerrar etapas. Mi etapa de estudiante. Aunque no estoy muy segura de ello, los buenos profesores no dejan de estudiar ni cuando se jubilan. Mis oposiciones, que ahí están, y lucharé por ellas como si fueran mi tabla de salvación en este mundo, a veces, de color marrón como diría Estopa. También he aprendido mucho, para eso son los malos momentos. Para aprender. Me han tomado el pelo, y he dejado que me lo tomaran. Me han hecho daño y lo he permitido. Me han tomado por tonta y... Y les han dado por culo (al final aprendemos todos a la fuerza).
Ha sido un año de viajes, de conocer gente, pero también de hacer limpieza de gente tóxica. De abrirme un poco más al mundo. He cumplido 26, supongo que era lo que tocaba. A simple vista, parece otro año más, pero cada año se aprende de todo un poco, cada año se crece, se adquiere experiencia (que no prejuicios, mucha gente lo confunde). Y he aceptado, que la soledad me queda bien y combina con todo, hasta con el brilli brilli. Por todo ello, supongo que el 2018 ha merecido la pena.
Pero que se prepare el 2019, allá voy, sin frenos, con la armadura puesta, sin que nada ni nadie me corte las alas. Porque yo vuelo. Porque este año tras cerrar muchas ventanas y puertas, me como el mundo. Mi mundo. Al que cuesta entrar, pero... ¿quién sabe? Nada es imposible, ¿no?
FELIZ 2019
PATRICIA IZQUIERDO DÍAZ