Por soñar, soñemos que al girar una esquina nos encontramos y te beso, sentados al lado de un canal de esa antigua ciudad europea. Hojas secas todavía.
Que tus labios, esos que muchas veces llevas rojos, se quedan sin color. Y que tú me dices al oído: «Gallego, vuélveme a besar, que aquí anochece antes cuando tú lo haces».
Y no se lo diremos a nadie, cenaremos en la calle, en alguna calle central, sacando hamburguesas del FEBO, mientras pasan dos chiquillos aún fumados.
La madrugada nos encontrará mientras enseño el pasaporte en la frontera de tu piel y la ropa interior.
Me dejarás saltarme el control, muchas turbulencias. Temblando la réplica del Rembrandt colgada encima de la cama.
Y por la mañana, mientras te duchas, vuelvo a pensar si todo esto sigue siendo un sueño o nosotros lo hicimos real.
Defreds
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.