No sé cuánto, pero ha pasado el tiempo suficiente para descubrir que lo único que me calma es escribir. Ideas que vienen a mi cabeza. Años soltando frases con sentido para muchos, idioteces para otros.
Nos conocimos como dos desconocidos que no tardaron mucho en entender que pronto serían inseparables. Que nada podría evitarlo.
Y aunque ya no veamos la vida a través de los mismos ojos, gradas por tu «no presencia».
Me ayuda a entender que es imposible dejar de querer, pero que algunas veces el daño fue suficiente por esta vida.
Seguramente no vuelva a tener unos besos como los tuyos, pero dolerán menos. Te quiero, pero me quebraste.
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