Para mí Vigo siempre ha sido una ciudad especial. Es la que me vio nacer. Dicen que está llena de cuestas, aunque yo ya ni las noto. Nunca hace demasiado frío, ni demasiado calor. Supongo que es por la ría tan maravillosa que nos envuelve. Microclima especial. Tiene calles y rincones que solo puedes descubrir por ti mismo.
Aunque no lo creáis, la gente suele ser muy cálida, quizá de primeras nos cuesta un poco más abrirnos, pero cuando estamos seguros de algo nunca paramos. Y si alguien te abraza, casi seguro que lo ha sentido de verdad.
He visitado muchas ciudades, pero creo que nunca encontraré ninguna como esta. Aun con sus imperfecciones y problemas. Con sus quejas y sonrisas.
Nunca me cansaré de su cultura y magia. Su tranquilidad. Su tamaño exacto. El perfecto para que tengas de todo sin el agobio de una gran ciudad.
Dame muchos más paseos por las playas. Una puesta de sol bien buscada. Unas tapas en el Casco Vello. Un gol en Balaídos. No te olvides nunca de sus alrededores. Siempre me he preguntado la razón por la que las personas que se van sienten morriña y terminan volviendo. Pero con recorrerla lo entiendo. Nadie se lo va a discutir.
Me da igual lo que me digan. Siempre daré a conocer mi ciudad en todo lo que esté en mi mano. Ven a disfrutarla. Este libro se lo dedico con toda la humildad. Espero que algún día lo entiendas:
No lo vas a entender si no has subido sus cuestas. Ya tocará que sean cuesta abajo. No lo vas a entender si no has sentido como huele a mar al acercarte al Náutico. Entre tanta gaviota. No lo vas a entender si nunca en tu vida hiciste botellón en el Nadador. Tanto patinete por las tardes. No lo vas a entender si no subiste O Castro para ver el mar detrás del ayuntamiento. O los paseos por A Guía. No lo vas a entender si no fuiste de camping con tus amigos a las Cíes. Paz y agua cristalina. No lo vas a entender si no vas de compras a Príncipe y te huele a gofre. Entremos al Pulí. No lo vas a entender si te parece horrible el Sireno pero entiendes que forma parte de todo el encanto. No lo vas a entender si no observas el cielo el día de los fuegos de Coia. Desde cualquier punto alto de la ciudad. Un café en el The Coffee Land. No lo vas a entender si no fuiste a un concierto en Castrelos con tus amigos. Bueno, con toda la ciudad. No lo vas a entender si no te bañaste en la fuente de Plaza América. ¡Hala, Celta! No lo vas a entender si no tomaste una cerveza en Montero Ríos una noche de verano. No lo vas a entender si no cenaste tapas en el Casco Vello. O en el McDonald's de Samil. No vas a entender que el mar sin ti es menos mar. No lo vas a entender, porque no vives aquí y solo te fías de lo que te cuentan. No vas a entender que yo lo entienda. Y sobre todo que te quiera.
(Cada calle de Vigo tiene algo especial. Ojalá podáis descubrirlas).
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