Aunque sus ojos ya se admiraban sin decir nada desde mucho antes, juntaron sus labios por primera vez en una parada de autobús. Y les daba igual que pasaran mil por delante.
Y aunque no tiene nada especial, aún se les ilumina la mirada cada vez que pasan por ella. Eterno.
Después del primero vinieron muchos más.
Mezclados con cañas, partidas de bolos divertidas, con caricias entre cada lanzamiento. Strike.
Viajes para no olvidar. Acampadas. Hoteles. Anécdotas para recordar.
Aunque algunas veces la saque de quicio, ella se reconcilia cada vez en sus ojos azules. Esos que la siguen mirando para dejarla loca.
Y aunque no saben adonde irá todo, disfrutan cada momento. Y mientras suena «Me jugaría la boca por morder tus labios...» saben que eso ya nadie se lo podrá robar. Nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.