El todo. El absolutamente todo. Una enorme nada desde que no estás. Tu recuerdo quita el aire por un momento. Luego toca seguir respirando, aunque ya es distinto. Como tú decías: «La vida seguirá», pero sigue un poco más triste desde que no nos abrazas. Ahora recordamos con cariño las veces que nos decías las cosas por nuestro bien. Hemos aprendido de ti y de tu cariño incondicional.
Sonreímos. Nos gusta hacerlo todavía. Cada día. La razón es que sabemos que a ti y a tu alegría es lo que os gustaría que hiciéramos.
Todas las cosas buenas y alegres que nos sigan sucediendo, en parte, serán por todo lo que nos enseñaste. Y nosotros nunca te olvidaremos.
Seguiremos cumpliendo sueños. Y tú estarás en algún sitio, asintiendo.
Descansa.
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