domingo, 7 de julio de 2019

SuperGirl y SuperWoman

¡Menuda tarde te he dado, amiga!

Pues sí. Cuando la vida se complica, perdón, cuando la vida es complicada es una suerte poder contar con amigas como Belén. Ya la conocéis. La tarde ha empezado curando heridas, hablando de problemas, soltando toda la mierda que llevamos encima. Y eso hace removerte ciertas cosas dentro de una misma. ¿Hacía dónde voy? ¿Qué piensas hacer con tu vida? ¿Cómo vas a salir de ésta? ¿Renunciarás a esto? ¿Te compensa lo que estás haciendo? 

Son las preguntas que hace Belén para reorganizarte la mente cansada de llorar, de sufrir, y de a veces, sentirse sola. Últimamente, y esto no es frecuente en mí, me siento sola. No lo había escrito antes porque pensé que podría ser pasajero. Pero ya llevo unos días pensando en ello. En empezar de cero en alguna parte. Aquí no hay nadie que me salve, porque al fin y al cabo, venimos solos a este mundo. Por eso digo que es una suerte contar con ángeles como mi chica.

Ha habido un momento en que la palabra "hospital" ha pasado por nuestras cabezas. Padezco una pequeña enfermedad que me mata cuando las cosas están mal, también tengo heridas y cicatrices en el corazón que se abren al llegar a casa. He visto su cara asustada. "¡Dios, estás pálida!" "¡No hables, come!" "¡Bebe azúcar!". La tensión vuelve a bajar y las taquicardias se aceleran. Otra vez. Otra puñetera vez. No hay manera de encontrar la salida a mis problemas. No hay soluciones urgentes e inmediatas. 

Belén, gracias. Gracias por todo, por seguirme hasta casa, por estar tan pendiente siempre, por sacar tiempo de donde no lo hay para una buena charla de todo y de nada. Gracias por protegerme de aquellos que parecen intrusos o amenazas. Gracias por llegar a mi vida y quedarte. Gracias... Se queda muy pequeña. Te quiero un mundo.

Patricia Izquierdo Díaz


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