Las únicas sombras que te gustan son las que ves en el suelo cuando caminas despacio, en uno de esos días grises que sales tarde del trabajo. Del sexo te gusta contra la pared. Pero ¿quién te va a volver a dar las ganas de hacerlo? Te pasas el invierno disfrazando el corazón y ahora llega el carnaval y tú qué bien te lo has montado. Ya no tienes que gastar mucho, solo una barra de labios nueva. De esas de no decir nada, pero que digan «bésame». Otro San Valentín en soledad y qué bien. Mejor así que tragándose alguna mentira más, adobada con cena cara. Qué complicado alguien normal que te mida las piernas en caricias en el sofá. Y que te quite la seriedad con una risa tonta antes de dormir.
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