Digamos que M es "la chica de la clase".
Si hay algo que no voy a olvidar nunca de ella, es su exótica voz. Me encandilaba como si se tratase del sonido de la flauta de Hamelin. M fue la primera chica por la que perdí los papeles. Y me enemoré de ella hasta el punto de llegar a ser algo destructivo. Me aferré con todas mis fuerzas a la imposible idea de estar juntos, y sólo conseguí quemarme, más y más, según pasaba el tiempo. No creo que exagero si digo que M ha sido la chica con la que más he sufrido.
Ella apareció con su extrovertida forma de ser, sus canciones indies y una gran lista de sueños por cumplir, y a mí me pilló demasiado joven e inexperto en relaciones amorosas como para haber hecho algo tan sencillo como pensar primero en mí.
Eso fue lo que nos mató: que fui tan tonto que primero pensaba en M, y luego en mí. Y M, como es normal, también pensaba en ella misma.
Fran López Castillo
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