Ojalá me hubiese dado cuenta antes de que las opiniones de los demás no valen nada, de que no hay que esconderse tras filtros de Instagram y de que la única de alcanzar la perfección es aceptar a nuestras imperfecciones como lo que nos hace diferentes del resto.
Me gusto con mi peso y altura.
Me gusto con la cicatriz que me hice en la frente de pequeño.
Me gusto con mi tono de piel blanco nuclear.
Me gusto con todos los ridículos que he protagonizado.
Me gusto con mi forma de ser.
Me gusto con mis ideas de ser.
Me gusto con mi manera de vestir.
Me gusto con mis aficiones.
Me gusto tal y como coy.
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