¿Sabes una cosa? Te veo, y me haces creer que hay heridas que no van a parar de sangrar nunca. Y no. No eres la única que se ha desangrado bailando con recuerdos, ni tampoco la primera que recuerda unos labios al besar otros. Toda herida se cura, se cierra. ¿Para siempre? No lo sé... Pero lo que sí sé es que las cicatrices pueden llegar a hacer juego con el brillo de sus ojos cuando te ilusionas, cuando te ríes de verdad. Sólo tienes que poner un poquito de tu parte, y con el tiempo llegarás a eso.
Yo no soy el sustituto de nadie, ni mejor, ni peor. Sólo soy yo, con mis sueños, mis tonterías y mi forma de mirar hacia arriba cuando pienso algo gracioso para que sonrías.
Y quiero que sepas que no me importa tu pasado. Me importas tú, con todas y cada una de tus cicatrices.
Eso es todo.
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