Esta entrada me va a costar escribirla. Es... especial.
¿Os acordáis del chico que encontré en Pof que era NORMAL? Seguramente no, porque ni siquiera me acuerdo yo de esa entrada, tuvo que recordármela él. Dije que era la aguja en el pajar. Aquella que era tan difícil de encontrar. Llevamos un año hablando, intermitentemente, pero hablando. Y por fin, el lunes quedamos.
Es más guapo en persona, todo hay que decirlo. Y sentí que le conocía de toda la vida. Creo que tiene una sensibilidad increíble, y una empatía asombrosa para ser un hombre. Y es que, él, sabe y conoce muy de cerca los temas que yo plasmo en mi blog. La experiencia siempre es un grado. Y el haberse empapado de toda mi historia a través del blog durante tanto tiempo, sabía de qué palo iba. Por la sensación que me dio, creo que confirmó muchas suposiciones que él creía o intuía de mí. Sentí que podía ver a través de mi escudo. Y eso es inquietante y da un poco de miedo, pero al hablar y hablar... Y hablamos mucho, solo prende cuidarme. Sentí que en él había despertado un instinto protector. Puede que me esté colando, pero esas cosas se ven en los ojos, en cómo miras, o cómo gesticulas... o en detalles que pueden pasar desapercibidos.
No sé qué pensará él de este primer encuentro. En teoría es un chico de Pof, el número 20, pero... Para mí no lo fue. Este chico lleva teniendo nombre y apellidos mucho tiempo. ¿Sabéis una cosa? Es del barrio del motero. Soy el colegio electoral de esa calle. ¡Todos a mí! Increíble...
La verdad es que me encantaría quedar con él. Seguir con conversaciones más o menos profundas, y valoro mucho su punto de vista, ya que te lo da, sin bailar el agua, abiertamente, y con una explicación argumentada que hace callarte y pensar que quizás, y solo quizás, puede que tenga hasta razón.
Ha sido una bonita experiencia... Creo que la mejor de los Pof... Por fin algo saludable, de calidad y que no viene a darte problemas, todo lo contrario. Viene a cuidarte un poquito porque es el primero que ha visto de qué pie cojeas, y que a veces, aunque no lo reconozco, sigo siendo el pollo sin cabeza de hace unos meses...
Patri Izquierdo Díaz
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