Querida chica buena:
Eres la chica que trata de alcanzar a ese extraño en la calle para devolverle un papel que se le cayó.
Tú eres la que, cuando vas a un restaurante, ordena los platos en tu mesa para que sea más fácil para el mesero recogerlos.
Tratas de hacer que todo sea más fácil para todas las personas.
Tal vez no te has dado cuenta pero hay una energía salvaje dentro de ti. Se concentra en lo profundo de tu alma. Escúchala. Permite que esa energía fluya a través tuyo. No tengas miedo de reclamar lo que crees que te mereces. No tengas miedo de ser tu misma y escuchar tu corazón. Debes tratarte a ti misma con el mismo cariño con que tratas a los demás y tal vez no te has permitido para contigo. Mírate en el espejo y dite a ti misma lo hermosa que eres.
Te mereces lo que quieres. Date el permiso de desear más.
Vive con devoción hacia ti misma, hasta que te des cuenta de que tú eres el amor que buscas. Rodéate de personas que te aprecien y sepan lo que vales.
Ármate de coraje y de amor para poder continuar entregándole a los demás el amor que tienes, pero sin permitir que ellos se aprovechen y crucen la línea. Aprende a trazar tú misma esa línea. Si no les haces saber a los demás donde deben parar tal vez ellos no sepan que tienen que hacerlo. Que no se pueden aprovechar.
La gente te tratará como tú te trates a ti misma. Recuerda eso.
Y sé tuya, muy tuya, más que de nadie. Es cuando te pones más guapa.
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