Os quiero hablar de él. Sé que no le gusta nada de nada que le regale los oídos, por eso no lo voy a hacer. Pero sí me apetece contaros su historia.
Cuando yo estudiaba mi Grado Superior de Educación Infantil, allá por el año 2015 (juraría, pero no estoy segura), fui delegada de la clase (un coñazo muy grande) y me mandaron a hacer algo a la clase de los informáticos. Y allí estaba él. Dani siempre me pareció el más guapo de ellos, pero se mantenía en un segundo plano en los recreos. Nuestra relación ha sido un poco intermitente, en mi opinión, creo que aquella etapa de estudios no nos sirvió a ninguno de los dos para conocernos. Que nuestra relación empezó después, de hecho, al empezar la universidad le perdí un poco la pista.
Pero apareció cuando más necesitaba a un amigo, el año pasado concretamente, al leer todo lo que publicaba en Facebook o Instagram, supo que las cosas no iban bien, y es que para lo bueno y para lo malo, soy un libro abierto. Siempre encuentro en él un refugio, las palabras adecuadas y llenas de paciencia... Infinita diría yo... Es más, ayer no sé cómo no acabó abandonándome en mitad del campo.
Es de las mejores personas que conozco. Tiene todo el cariño que a un cactus como yo le falta, toda la timidez que yo no tengo. Es el complemento perfecto. Me hace pararme y pensar, me hace frenar en seco, me avisa de cuando voy sin paracaídas y del hostión que me espera. Pero a la vez, me da alas para que haga todo aquello que me hace feliz, sin juzgarme, y haciéndome ver que la opinión de los demás, está de sobra.
Es el compañero perfecto de viajes, el que hace los coros a las canciones, el que las pasa si suenan a "drama", el que sintoniza la radio y el gran intermediario entre la tecnología y yo. Es cierto que en la vida, el viaje lo marcamos nosotros, el destino o los objetivos y el camino es solo nuestro, pero es mucho más fácil conseguirlo si tenemos de copiloto a una persona que nos hace reír, que me reta porque sabe que una apuesta para mí es sagrada (ya hablaremos del pulso, amigo...), el que se preocupa por ti si dices un "hola" en WhatsApp, que está ahí, detrás del desastre con patas que soy y de una "brutita" como me llama él.
Es más fácil la vida si vives rodeada de los mejores. Y siempre lo digo. Soy muy afortunada en amigos. Y él, es uno de ellos. ¡Con todos ustedes, Dani!
Patri Izquierdo Díaz
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