martes, 30 de junio de 2020

No lo olvides nunca: Tú puedes

Soy partidario de que todos tenemos derecho a sentirnos mal de vez en cuando. No pasa nada por ello, pero sí me parece importante que sea algo efímero y que sirva para volver a levantarse. Un pequeño paso hacia atrás que nos sirva de impulso para seguir adelante.

Yo me lo imagino como una piscina privada que cada uno de nosotros guardamos dentro de nuestra cabeza, y en la que a veces nos ahogamos por coquetear con las sirenas del abandono y la redición cuando éstas nos susurran que no valemos o que somos un fracaso. Da igual quién seamos o lo exitosa que pueda ser nuestra vida, siempre habrá una derrota que lo eclipse todo y que nos haga sentir mal. Un golpe que nadie puede esquivar.

También soy partidario de que de las tristezas y las depresiones se tiene que salir desde ahí, desde esa misma piscina. Hay gente que se martiriza y culpa al mundo de lo mal que le va y de que nadie les ayuda. Así es como la gente se destroza. No podemos esperar a nadie disfrazado de socorrista viniendo a ayudarnos. Utilizar la excusa de que todo está en nuestra contra para dejar que nos ahoguemos es uno de los actos más despreciables que puedes cometer, porque cuando nos ahogamos, no lo hacemos solos. Lo hacen con nosotros nuestras familias y seres queridos.

TÚ PUEDES. Ponte a nadar hacia fuera contra viento y marea. Demuestra que derribarte es sólo una pérdida de tiempo, porque siempre te levantas. Aprovecha esa mala sensación para jurarte que jamás volverás a sentirla. Y no te escondas en ninguna excusa o contratiempo, porque las personas más exitosas de la historia nunca llegaron enteros a la cima, sino luciendo sus cicatrices como trofeos por todo lo que habían peleado hasta vencer.

No esperes que te lo diga nadie. Hazlo tú mismo. Pero, por si acaso lo necesitas, lee esto las veces que haga falta:

TÚ PUEDES CON TODO, ERES INCREÍBLE.


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