"Baja"
Leo el mensaje en la pantalla de mi móvil, ¿de quién es? De Peter Pan. Se ha debido confundir, hasta dónde sé está pasando la cuarentena en Valencia. Y le escribo.
"Me estás escribiendo a mí. Estás escribiendo a Madrid, bobo". Y sonrío mirando su foto de perfil.
El móvil vuelve a sonar. "Ya sé que te estoy escribiendo a ti, Campanilla. ¡Baja!"
Miro la conversación entera y la leo detenidamente. ¿Qué me está contando? Y le vuelvo a responder. "¿Dónde quieres que baje? ¿A Valencia?".
"Mira por la ventana". Veo que me escribe al segundo.
¿Qué?...
Peter Pan, está... en Madrid. Me pongo la ropa que había dejado a las seis y media de la tarde encima de la cama. Me echo colonia y bajo corriendo. ¡Mierda, la mascarilla! Vuelvo a subir las escaleras, entro en casa, la cojo y vuelvo a bajar. Abro la puerta del portal, y está apoyado en un pivote de la acera.
¿Le puedo abrazar? No. ¿Le puedo besar? No. ¿Le puedo...? Seguramente no.
- ¿Dónde has encontrado un billete de Nunca Jamás - Madrid? Hasta el 1 de julio, no deberías estar aquí - le digo conteniendo mi pulso, mi respiración y mis ganas de abrazarle.
- Uno siempre ha de tener contactos - Y me sonríe de medio lado, ese gesto tan suyo - ¿No vas a saludarme? - me pregunta.
- ¿Puedo? - le miro tímidamente y asiente extendiéndome los brazos.
Yo salto y me coge al vuelo.
- Pati, te has quedado a la mitad de lo que eras, cielo. Si pesas como una pluma - me dice al oído abrazándome más y más fuerte.
- ¿Sí? ¿Cómo me ves? - me bajo y me doy una vuelta delante de él.
- Impresionante. Pero espero que no estés haciendo gilipolleces - me regaña.
- No, no. Todo en orden - afirmo. Hay cosas que no vienen a cuento contarlas en este momento.
- ¿Te puedo invitar a cenar? - me pregunta y extiende su mano hacia a mi.
Yo le ofrezco mi mano y me la besa, cual príncipe.
- ¿Así vestida?
- Con vestido... Nunca hubieras estado mejor... No podemos ir a San Nicasio, pero, ¿te gustaría volver a tu ventana? - Y sonríe...
- Gran Vía... - susurro. Y él asiente... Por supuesto que quiero ir a nuestro país situado en las alturas de Madrid, donde el ruido ni las personas nos alcanzan jamás.
Patri Izquierdo Díaz
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