domingo, 7 de junio de 2020

Te haré volar sin polvo de hadas

Le veo poner la mesa, con gusto, pues como es él. Y me fijo en la seguridad de sus movimientos, y en el gesto serio que tiene, y es que sus ojos, hablan más que su boca. Siempre le pasa eso. Mi chico de aspecto duro. Pero sus ojos no le responden ni le hacen caso nunca. Deja ver sus preocupaciones de manera clara.

- ¿Sabes que he visto a mi tía como una hora? Tenía cena familiar. ¿Y sabes que hoy Belén celebraba su cumple? Menos mal que he quedado con ella en que mañana nos vemos. Sino me hubiera matado - suelto con tal de romper el silencio.

- Belén me hubiera invitado a su cumple, si le digo que estoy aquí... - dice con mucha seguridad - Si estuvo el año pasado el motero y no le tragaba, creo que a mi no me pondría inconveniente - me afirma.

- Qué seguridad, oye - y me río. Apuesto a que lleva razón (¿verdad, cari?). También me quedo parada pensando en lo que ha dicho... El año pasado estaba con Samu en el cumple de Belén... Hace un año ya... La vida vuela. ¡Cambio de tema! - ¿Me acercas los palillos? - asiente y me los entrega.

- Te he jodido los planes, ¿no? - lanza al aire.

- No, los planes que tenía para hoy ya estaban hechos - digo pensando en el vecino del motero.

- Pati... ¿por qué crees que tengo tan mala suerte con las chicas? - me pregunta parando de comer.

- Alex... ¿por qué crees que tengo tan mala suerte con los chicos? - le respondo a modo de pregunta y me río.

- Ni siquiera estando juntos, la suerte nos sonríe... - es más un suspiro que una frase.

- Creo que nuestro momento ya pasó, y esto es lo que queda, que si me apuras, no es peor que lo que teníamos, es más sólido y seguro, es más bonito e íntimo. Es cierto que no es igual, pero, me siento muy afortunada de tenerte a mi lado... Y no creo que tengas problemas con las chicas, de hecho, sé que todas pierden la cabeza, por ser más fina hablando, por ti... 

- Porque soy guapo, ¿no? Soy más que eso - se queja.

- No puedo estar más de acuerdo... Eres mucho más que eso. Eres un hombre de los pies a la cabeza. Eres la mejor persona que conozco, inteligente, listo, trabajador, familiar, respetuoso... Eres un puñetero príncipe sacado de alguna novela de Megan Maxwell. Eres la persona, con la que todas soñamos acabar algún día... Y lo de la belleza, cuando te conocen, es algo secundario. Te lo digo por experiencia. ¡Los tatuajes no! - y me río - Sabes que me encantan...

- ¿Peter Pan? - me pregunta sabiendo cuál es mi favorito.

- Entre otros... - le dejo caer...

Me coge la cara entre las manos y me coloca el pelo. Me mira muy seriamente a los ojos.

- Tienes la mirada más preciosa que he visto nunca... - me dice sin dejar de mirarme a los ojos - Y los labios... - se muerde él los suyos - Hacen que perdamos la cabeza.

Yo no puedo respirar, ni siquiera me entra el aire, y le miro. Solo le miro. Cuando se acerca a mis labios, y me besa. Posa los suyos sobre los míos. Los acaricia. Y junta su nariz con la mía. Vuelve a jugar con mis labios, los hace prisioneros de los suyos. Y estamos un rato intercambiando miradas, besos muy suaves y toques de nariz.

- No sabes lo mucho que te quiero... No te haces una idea, Pa... - y no le dejo terminar.

Le quito las manos de mi cara y me siento encima de él, a horcajadas en el sillón. Le devoro los labios, le muerdo, le succiono, juego con su lengua.

- Siempre tan impaciente... - me susurra entre beso y beso.

- Es que eres un romántico coñazo - me río, y me lanzo a su cuello mientras le escucho jadear. Le estoy llevando al extremo. 

Me mete la mano por debajo del vestido y me lo quita. Suerte la mía de tener la lencería perfecta... y por un momento, recuerdo por qué la llevo. ¡Apagar cabeza! Modo Simio Activado. Empiezo a desabrocharle la camisa...

- ¿Es muy cara? - pregunto riéndome.

- No es mi preferida - me dice.

"Perfecto", pienso y tiro de ella haciendo saltar todos los botones. Se queda mirándome anonadado. 

- Pati... - exclama sin dejar la camisa que ahora miso solo sirve para hacer trapos.

- No era tu preferida, acuérdate - y continúo con mi trabajo en el cuello. Bajando lentamente hasta el cinturón, que desabrocho sin ningún pudor.

- Ya puedes tener cuidado, no tengo más cinturones para estos días - Y me río a carcajadas, ¿qué se cree que soy, Hulk? 

Está listo. Lo noto, le tengo dónde quiero. Por favor, no me defraudes, y empotrame, caramelito. Se levanta conmigo encima y me pone debajo. Empieza a quitarme toda mi ropa y me deja apoyada en el sillón, él se deprende de la ropa que le queda y me besa. Me besa cada parte de mi cuerpo, mi mima... Hace que me sienta querida, y sin ningún complejo sobre mi cuerpo.

Le cojo de la cabeza y le miro a los ojos.

- Cariño... Acción, ¿no te lo pide el cuerpo? - le digo metiéndole prisa.

- No te vas a corregir nunca... Eres un caso perdido...

- Se llama confianza, cielo - y me río. Sí, es cierto que hay cosas que no van a cambiar - Oye... - le digo al oído - ¿Me dejas arriba?

Me mira como incrédulo.

- ¿En serio, Pati? ¿Qué soy el nuevo consolador? - me regaña.

- Un poquito solo - le digo mientras le hago un pucherito.

- ¡Haces conmigo lo que te da la gana! Vamos, el polvo más romántico del mundo - se queja.

- ¿Cuando he sido romántica, amore mio? - le pregunto mientras me coloco en posición.

Sí, señor, esto es otra cosa. Desde aquí, hasta las vistas son diferentes...

- Prepárese señor Peter Pan, porque le voy a hacer volar sin polvo de hadas, tan solo a base de polvos... Te voy a llevar mucho más allá de cualquier estrella a la derecha... Así que abróchese el cinturón que la noche solo acaba de empezar.

Patri Izquierdo Díaz


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