Conoces a alguien increíble, parece que todo va sobre ruedas, y pum, llegan los rayamientos. Lo pones fácil y te lo ponen difícil. Luchas hasta por los dos, porque la otra persona tiene dudas. Y, al final, sale mal. Y comienzas a sentirte como una mierda. Y te emborrachas finde sí y finde también. Y te lías con quien pillas mientras te sigues culpando de todo. Y cuando ya te dabas por caso perdido, una vez más aparece alguien interesante. Y comienza todo de nuevo. Y ese alguien se abre. Y te lo vuelven a poner difícil.
Nuevos rayamientos, mismas historias.
Ahí estás otra vez, sintiendo que haces el tonto. Otra vez.
Otra puta vez.
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