No, no se trata de un regalo con fecha de caducidad.
No es solo para un rato y luego vuelta a empezar.
No es un adorno para el invierno
que se queda en una gasolinera cuando el calor aprieta.
No, no se trata de un juego de mesa.
No eres un negocio temporal por ser un animal.
No eres un cuadro de Picasso para exponer en el
Museo del Prado.
Tienes el corazón del que carece el que te abandonó
en los brazos de la muerte en el asfalto.
¿Dónde lo perdió para hacer esto?
¿Quién es ahora el animal?
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