Muchísima gente no lo sabe, pero nunca lo has tenido tan fácil como la mayoría. Ya desde pequeñita las cosas no fueron como en otros hogares cercanos. Muchas noches de no entender nada. De dolor y de lágrimas.
Has callado más de lo que deberías, haciendo de tripas corazón.
Eso sí, has cesado de intentar vivir.
Casi sin darte cuenta se fue forjando tu personalidad.
Tan dura e inaccesible para quien no te conoce. Tan escudo protector para quien se asoma un momento
al otro lado.
Así eres tú, buscando cada día un poco más de cerca la felicidad.
De intentarlo siempre, en cada circunstancia, en cada invierno lluvioso.
Y aunque algunas noches suenan canciones transportan por un instante a recordar el dolor, tú que te nunca te rindes.
Te abrazas a la almohada. Mañana será todo todavía mejor.
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